Hace aproximadamente 70 años hubo un cambio en nuestras sociedades muy significativo en relación a los SABERES DE LA LACTANCIA. La postguerra, las mujeres saliendo masivamente del ámbito de lo doméstico sumándose al circuito productivo, el advenimiento de la fórmula láctea (llamada por quienes la comercializan como “leche maternizada”) propició lo que hasta ese momento era impensado. Cada vez más mujeres comenzaron a preguntarse: ¿podré amamantar a mi hijo/a? ¿tendré leche suficiente?¿y cómo le doy la teta?¿si tengo dificultades al principio y mi bebé llora mucho, será que no le gusta o que me rechaza? Hasta ese momento las “asesoras en lactancia” eran las mujeres que nos rodeaban, que habían estado dándole teta a sus cachorros/as mientras nosotros/as, niños y niñas, las observábamos y aprendíamos. Así como aprendemos de los demás hechos de la naturaleza... Que ese olor particular anticipa la lluvia, que con la primavera llegan nuevos brotes y mariposas, que tales nubes traen tormenta mientras otras, sólo frío; así sin hacerlo consciente aprendíamos acerca de lactancia de la mano de sus protagonistas: mamás y bebés. En estos años más cercanos, principalmente en las ciudades, estos SABERES se han perdido o han sido puestos en duda. Porque en lugar de crecer viendo a tías, abuelas y otras mujeres adultas dar teta, hemos crecido jugando con bebotes plásticos que traían (y siguen trayendo!!) una mamadera de plástico!!! La información es poder y nos permite cuestionar la cultura de la mema en la que hemos sido socializados/as, donde además se suman nuevos MANDATOS. Mensajes respecto de lo que debe ser o debe hacer “ toda buena madre”, convirtiendo a la maternidad en un sinfín de deberes y expectativas de otros/as, que internalizamos sin darnos cuenta y que atentan contra el disfrute, el goce y el encuentro con nuestros/as pequeños/as, teta mediante. La evidencia científica respalda la lactancia materna. La teoría la tenemos. Sin embargo, en la práctica, nuestra sociedad sigue siendo bastante anti-teta. O mejor dicho, sigue estando bastante desacostumbrada a que una mujer adulta se adueñe de sus procesos, busque la información suficiente que le permita deshacer miedos, preconceptos falaces y malintencionados, bucee en lo profundo de su deseo y DECIDA a qué le pone cuerpo y alma, para luego acompañarla. En la Semana Mundial por la Lactancia Materna el lema propuesto lo pone de manifiesto “Proteger la Lactancia Materna: Una Responsabilidad Compartida”. Los equipos de salud perinatal tienen hoy un inmenso desafio respecto a la protección de las lactancias, haciéndose necesaria la actualización y revisión de prácticas, la conformación de equipos interdisciplinarios y el compromiso intacto para garantizar el cumplimiento de los derechos de bebés y sus familias. Por todo eso, que estas afirmaciones te guíen mientras recorres junto a tu hijo/a el intenso, maravilloso y revelador viaje por el MUNDO TETA. - Al nacer y durante los primeros 2-4 días las glándulas mamarias segregan CALOSTRO que es exactamente lo que tu bebé recién nacido NECESITA (poca cantidad de fluido, pero repleto de anticuerpos que lo protejan junto a sustancias laxantes para deshacerse de las primeras deposiciones pegajosas y negras llamadas meconio)